sábado, 17 de noviembre de 2012

La última patada


Ahí estás tan pequeña, tan menudita que nadie se espera que pase lo que al final de la historia pase. Revoloteas y flotas en un mundo para nada inhóspito, y ríes y ríes porque tu única preocupación es salir sana y salva. Has pasado tanto tiempo allí que las ganas te reconcomen por dentro, porque sabes que tarde o temprano, más bien temprano, vas a estar fuera; delante de todos, y podrás reír y podrás llorar y todos y todas correrán a reír contigo o a llorar contigo.

Después de todo, eres lo más puro y bonito que podría llegar a nuestras vidas en este momento, así que a mí las ansias también me reconcomen por dentro y aunque he de ser sincera y aceptar que tengo miedo, la alegría se hace fuerte al saber que pronto llegarás.

¡Oh, no! ¿Qué está ocurriendo?

Una patadita, otra más y el final nos llega a todos. En un último aliento desesperado corremos a salvar lo insalvable.

Ahora tres rosas blancas decoran tu trono, una por tu belleza, otra por tu pureza y otra para que recuerdes siempre que tu mamá te quiso desde el primer día en que te notó dentro de sí misma, hasta la última patadita antes de dejar este incrédulo mundo.

Siempre dije que las personas dejamos de existir el día en que no le importamos a nadie,
ten por seguro que tú existirás siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario