jueves, 27 de mayo de 2010

Supongo que aquellas cartas que tanto esperé, quedaron reducidas en una lluvia de papel gracias a los espasmos producidos por mis dedos, que se sentían ágiles como nunca. Supongo que el papel, el bolígrafo y la corrosión que produjeron cada una de sus letras, no eran tanto como yo esperaba. Supongo que no me acuerdo del todo bien, de cómo fueron sucediendo los hechos. En una décima de segundo, tal vez, los acontecimientos se sublevaron y sólo quedó un pequeño rastro de todo lo que en algún momento de nuestras vidas, se nos ocurrió ser. Ser y parecer. Porque parecía que éramos el prototipo perfecto, de todas aquellas gentes que dieron todo por sabido.

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